Para los promotores de proyectos viales, «biodiversidad» suele ser sinónimo de limitaciones, dificultades e incluso oposición en relación a la realización de proyectos. Sin embargo, hace un siglo, el sector de la carretera asistía al nacimiento de la ecología vial, una ciencia aplicada cuyo objetivo era formalizar las interacciones entre la biodiversidad y el transporte por carretera y lograr que las decisiones en esta materia se tomen de forma objetiva. Debido a la similitud con otros tipos de infraestructuras, como el ferrocarril, las vías navegables o el transporte de electricidad, la ecología vial adquirió un sentido más amplio y pasó a denominarse ecología del transporte. En su seno se han desarrollado numerosos think-tanks y comunidades científicas en todos los continentes. Debido a la complejidad inherente a los distintos tipos de vehículos en circulación, a la diversidad de los territorios y a su apertura a diversas interacciones, la carretera juega un papel primordial en el ámbito de la ecología vial